Para Oreja

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Nada nuevo puede ofrecer ningún final de telenovelas, si la protagonista se muere (caso de Vanessa con Lucía Méndez, que le costo al productor Valentín Pimstein el puesto y Angélica con Erika Buenfil que muere en manos del villano) a nadie la gusta, pero muchas veces decimos que ya basta de esos finales de Cenicienta.

Soy Tu Dueña no podía ser diferente, el malo muy malo de Sergio Goyri (Rosendo Gavilán) se va al bote, la mala Ivana (Gabriela Spanic esta tan loca que se suicida colgándose y los protagonistas todos son felices, se casan, encuentran el amor y colorín colorado. Uff, que chafa. Y No este sino todos los finales de telenovela, solo varía la forma de la boda.

Sin embargo no quiero hablar del final que ya vimos, sino de lo que no vimos mientras se grabó el final. Eso fue más interesante, como cuando graban la escena donde Valentina (Lucero) va a visitar la tumba de sus padres. Fue allá en un panteón del Estado de México, donde taparon los nombres de una tumba (la que se supone era de los papas de Valentina). Y mientras llegaba la estelar a grabar, vieron a una familia que andaba buscando una tumba.

Ahí los tienes, contando tumbas, viendo detenidamente el nombre y haciendo caras de ¿dónde está la que buscamos? ¡Sorpresa! era la que habían usado para grabar y no había pedido permiso para hacerlo.

La señora buscaba la tumba de su padre y la estaban ocupando para grabar, ella llegó con sus flores, pues era día de Muertos. Pero la señora no se molestó.

La realidad es que no había permiso, pero mediante una remuneración económica, todas las disculpas por parte de la producción y la foto de Lucero y Colunga frente a la tumba de su padre, hicieron que la señora no se enojara.

Lo que si fue triste para la producción fue ver como Silvia Pinal se entristeció enormemente cuando grabó la escena en que se supone llevaba las cenizas de su hija a la iglesia. Fue un momento muy conmovedor ya que doña Silvia parecía estar reviviendo un evento vivido en carne propia, su tristeza era infinita, y no faltó quien dijera que tal vez, doña Silvia, estaba recordando los amargos momentos en que llego las cenizas de su propia hija, Viridiana. Era tanto el abatimiento de nuestra querida Silvia Pinal que hasta se fue a meter a la misa de difuntos que daban en la Iglesia del pueblo y nadie en la producción se atrevió a sacarla de la misa para seguir grabando. Eso se llama respeto.

Los que nunca tuvieron ningún respeto fueron los encargados de los alimentos en las locaciones de Soy Tu Dueña, al grado de que todos creyeron sufrir el síndrome Gaby Spanic pues los estaban envenenando con manos cochinas, salmonelas, retortijones de panza.

El director de escena fue llevado al hospital por salmonela. Lucero y Colunga, aunque por contrato tienen establecida una dieta, un día decidieron probar la comida disque casera y casi vomitan.

Pero salvo estas pequeñas cosas todo tuvo su final feliz, a telenovela y quienes trabajaron en ella, ya que la mayoría solo puede hablar cosas lindas de Lucero y de todos los que estuvieron trabajando. Dicen que fue agradable hacerla al grado de que no quería que acabara y hasta lágrimas hubo en las últimas escenas, cuando sabían que no se volverían a ver hasta la próxima producción que los junte.
Fuente: La Cronica

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