Diana Bracho se reinventa

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A la actriz mexicana Diana Bracho le gustan los retos, reinventarse todos los días y en cada proyecto que se le presenta, eso la ha llevado a trabajar lo mismo con cineastas de la talla de Arturo Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo o Alfonso Cuarón, que con jóvenes que le contagian pasión y arrojo.

Bracho abrió las puertas de su casa para compartir algunas de las experiencias que ha tenido en más de cuatro décadas como actriz, en las que ha aprendido de la experiencia de directores como Felipe Cazals, con quien trabajó en "Las poquianchis" (1976), un cineasta muy exigente pero que siempre la trató muy bien.

También destacó el trabajo de jóvenes cineastas como Hatuey Viveros, quien la invitó a participar en su ópera prima "Mi universo en minúscula" y a quien describió como un cineasta de la nueva camada que le gusta experimentar y hacer un cine arriesgado.

"Creo que a mi edad es muy fácil acomodarse en papeles que te hacen ver como la bonita o elegante de la película, y creo que Hatuey me permitió romper con ese estereotipo y hacer un papel que me implicara un nuevo reto", sostuvo.

Además, dijo, le parece muy interesante la combinación entre la experiencia de actores con una larga trayectoria y la pasión de los jóvenes cineastas, con sus ganas de hacer cosas, de inventar nuevas formas para hacer cine.

Y es que de acuerdo con la actriz, los jóvenes se comprometen consigo mismos, no tienen que quedar bien con nada, ni con nadie, "a mí me da una flojera eterna esas personas que presumen de una larga trayectoria que no se atreven a hacer cosas distintas".

En este sentido, aseguró que le gustaría trabajar con más cineastas jóvenes, aunque también se ha quedado con las ganas de ser dirigida por Jorge Fons (Rojo amanecer), "Fons es de mi rodada, pero como filma muy poco, creo que ya perdí la esperanza".

Bracho no es fan de las películas de acción, le gusta el cine intimista, aquellas que exploran al ser humano desde su dolor y su grandeza, así que confía en que un director la llame para un personaje que vaya de acuerdo a su edad y que proponga algo.

"Quisiera que hubiera más historias para personajes de mi edad, porque las mujeres tenemos tantas cosas que contar que necesitamos más guionistas que exploren el universo femenino con todas sus complejidades", señaló.

Diana Bracho no sólo ha destacado en cine, también lo ha hecho en televisión con personajes tan emblemáticos como "Evangelina Vizcaíno" en "Cadenas de amargura" (1991) o "Leonora Navarro de Larios" en "Cuna de lobos" (1986).

"A mí me encanta la televisión, nunca he menospreciado este medio, creo que es un trabajo complejo que te requiere mucha disciplina y del que también se aprende mucho", sostuvo.

Actualmente, la actriz participa en la telenovela Quiero amarte, producida por Carlos Moreno y en la que comparte créditos con Karyme Lozano y Cristian de la Fuente, "soy la villana, una mujer aterradora que maltrata a su hijo y que maneja el humor negro".

Otro terreno conocido por Bracho es el teatro, donde ha realizado obras como "Un tranvía llamado deseo" y "Entre Villa y una mujer desnuda", actualmente prepara "Master class", sobre María Callas, una puesta en la que participó hace más de 10 años y que volverá a montar.

"Tengo mucho trabajo para lo que resta de este año y el que viene, hay también planes de hacer cine con una producción del extranjero, pero está por concretarse así que no puedo hablar mucho de eso", señaló.

Aunque su primera aparición como actriz fue siendo niña en el filme "Felipe de Jesús", dirigido por su papá Julio Bracho en 1949, Diana contempla su verdadero debut con la cinta "El castillo de la pureza", de 1972 y a 41 años de distancia asegura no haber perdido la ilusión por su trabajo, "creo que el día que no me ilusione, mejor me muero", finalizó.

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