Angeline Moncayo, el rostro delicado de una Flor salvaje

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La actriz colombiana afirma que con su personaje en la telenovela que coprotagoniza con José Luis Reséndez no juzga a las prostitutas

De su Zulma que conocimos en La diosa coronada y de la Marina de Más sabe el diablo siempre quedará algo, así como de Melinda Contreras en La Dama de Troya y de su María, en Dame chocolate. Todas siguen siendo “amigas” de Angeline Moncayo, su intérprete.

Lo mismo sucede ahora con Correcaminos, personaje al que da vida en Flor salvaje (Telemundo), telenovela que le hace sentir a manos llenas. “Su historia es muy humana. Ella canta, baila, es una mujer muy alegre, con algo de niña. Llegará el momento en que su pasado reaperece para provocar un momento muy conmovedor”, explicó la actriz colombiana.

A Moncayo le resulta retante interpretar este personaje, que en el contexto de la historia está ligado con la prostitución. “Es un asunto delicado”, afirmó. “Cuántas mujeres que viven lo mismo pueden estar viendo la novela, entonces se identifican. Trato de humanizar cada personaje, pues de lo que se trata no es de juzgar”.

Aunque radicada en Miami, la actriz pasa gran parte de su tiempo moviéndose entre Bogotá y Coello, que son las locaciones en las que se graba el melodrama. La experiencia le resulta única, pero el proceso para desarrollar su caracterización suele atravesar por etapas similares.

“Comparo los personajes con alguien que voy a conocer. Los abordo luego de recibir la sinopsis, que a veces no son tan extensas. Armo el personaje incluyendo detalles de su historia hasta el punto en que arranca la novela. No me siento en capacidad de entrar fría en un personaje”, agregó.

Al estar inmersa en su trabajo, siente que cuando empieza a grabar el “alma” de esa mujer entra en ella. Al principio se asusta, pues es como conocer a alguien nuevo. Y le cuesta desprenderme al final porque le toma cariño. “Se han quedado como amigas del pasado. Cuando las matan es terrible, me afecta (ríe)”.

Pocas veces Moncayo ha representado dos personajes simultáneos, pues evita hacerlo. Con La dama de Troya y El cártel ha sido una de las contadas ocasiones. Prefiere terminar un proyecto para luego sumergirse en el que sigue.

“Estoy internacionalizando mi carrera desde mi trabajo en Dame chocolate. Marina, en Más sabe el diablo, partió mi carrera porque ahí me di cuenta de la cantidad de puertas que puedes abrir con tu trabajo”, concluyó la actriz, quien prefiere vivir el día a día y no estresarse por lo que todavía no llega

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