En un capítulo muy emotivo, donde el protagonista de la historia de Qué bonito amor se despide de su madre, Mónica Sánchez Navarro concluyó su participación y se despidió de Altagracia.

"Muy fuerte, para mí, primero fue un shock cuando me enteré de lo que me iba a pasar porque nunca sabes lo que va a pasar, los libretos a veces te los dan ese mismo día", comentó.

"Está muy bonito, sobre todo el ver la vulnerabilidad de ese encuentro entre madre e hijo, y madre e hija y esposa y esposo, son momentos muy bonitos que el público te acompaña a vivirlos juntos y que sabes para quién lo estás haciendo, y los primeros para quienes lo estoy haciendo son el camarógrafo, el director, el iluminador, toda esa gente que para nosotros es mi primer espectador y me encanta cuando dicen: 'íjole, Mony, nos pusiste a temblar' o 'se nos puso la carne de gallina'", agregó.

Altagracia muere de un aneurisma cerebral, por lo que la actriz se documentó al respecto: "Tratar de averiguar qué es el aneurisma, cuáles son las consecuencias, cómo te sientes, cómo te vas deteriorando, esa parte me encanta, cuando te vas a estudiar cómo respondería ese personaje en esas condiciones. Muy intenso".

Estas escenas tan intensas, de llanto, son muy complicadas y desgastantes físicamente, pues Mónica las realiza con mucho realismo.



"Muy desgastantes, exageradamente, me preguntan: 'oye, ¿tú lloras o te haces pato?', yo sí lloro, al día siguiente me tienen que levantar de la cama como con scoop, el de los helados, porque acabé agotada. Pero de veras que amo lo que hago, es una entrega muy bonita, te queda la satisfacción de decir: 'qué padre, di el 100%' y cada vez le vas echando más", aseguró.

Lo que más extrañará la intérprete de las grabaciones de la telenovela de Salvador Mejía, será la relación con sus compañeros y equipo de trabajo.

"Nosotros estuvimos muy apapachados, porque las escenas, la mayoría las hemos hecho en la casa en Sayavedra, y somos nada más, la mayoría del tiempo, Juan, Susy y yo, y eso ha hecho que se cree un ambiente como una familia muy fuerte, muy sólida, entonces, me va a dar tristeza cuando termine esto, de corazón, porque es una energía muy bonita la que se maneja ahí", explicó.
Sánchez Navarro aclaró que lo que más la identificaba con Altagracia era su amor de madre mexicana y recordó su escena favorita al respecto.



"Yo digo que como mamá, defender a un hijo es innato, no lo piensas, lo traemos adentro, por los hijos hacemos hasta lo que no tenemos ni idea de que somos capaces, en eso me identifico mucho, porque tengo tres hijos y sabes que cuando un hijo te dice una verdad y cuando te dice una mentira. Y esa primera escena que tuve con Jorge, en la que él me dice: 'mamá, soy inocente', bueno, era decir: 'no me lo tienes ni que decir, eres mi hijo'".

Finalmente, la actriz está muy agradecida con la oportunidad que le brindó Qué bonito amor, de volver a actuar en la pantalla chica.

"Muy contenta, muy realizada de volver a actuar, es un sentimiento que lo he traído desde pequeñita y que, cuando la vida me da la oportunidad de crear personajes, de adentrarme y cuidarlos y ser abogada de ese personaje, es un viaje muy padre, la historia es muy bonita, es muy conmovedora, espero en Dios que vengan muchas oportunidades similares, porque de veras que lo disfruto y la paso muy bien", concluyó.